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martes, 19 de junio de 2012

Lulú

El otro día escuché a José Carlos Díez hacer una comparación entre el desastre financiero que nos rodea y la extinción de un incendio.
Una casa se construye, normalmente, empezando por los cimientos. Y para apagar un gran incendio se suele llamar a los bomberos.
Pero en esta locura económico-político-financiera en la que vivimos parece que nuestros prohombres están más preocupados en la fachada y  en que no se estropeen los ornamentos de la vivienda sita en la calle Europa, que en los cimientos de la edificación, que a cada llamarada parecen más débiles.
Y para colmo, parece que hemos encargado de apagar el incendio a uno o varios  pirómanos.
Y mientras el fuego no se consume, temerosos al verle las orejas al lobo parece que nos hemos vencido y nos dejamos intimidar por amenazas, que de no ser por este fuego, no admitiríamos. Los ricos se hacen más ricos , y los no todavía pobres comienzan a dejarse explotar. El miedo hace que unos pocos tengan fácil poder sobre muchos.
Hemos decidio empezar nuestra casa por los cimientos, así que podíamos haber solicitado la colaboración de Gisele Bündchen, pero no podíamos permitirnos su caché. Así que Lulú, la muñeca de nuestra hija, se prestó a colaborar con espíritu altruista en nuestra pequeña aventura.

Nuestra hija, como todas las niñas y niños de dos años, tiene la costumbre de crecer y ¡claro! la ropa le va quedando pequeña. ¿Qué hacéis con esa ropa que os va sobrando? ¿La heredan vuestros hermanos, amigos o vecinos? ¿La donáis? ¡Seguro!. Pero hay algunas prendas que están en estado crítico. Pues a esas también podemos darles una segunda oportunidad, aunque sea cambiándoles un poco su estilo.


Esta es la pierna de un pantalón de Candela. ¿Cómo puede tener una segunda vida?
Necesitamos hilo, aguja, lazo.
  • Cortaremos el lazo en cuatro partes y coseremos dos lazos paralelos en la cara delantera y en la trasera a modo de mangas.
  • A la medida de la muñeca coseremos el bajo para que quede rematada (Solución exprés:   pegamento para tela)


Y Lulú ya está lista para lucir su modelito denim. Y a nosotros la sonrisa de nuestra hija nos ha costado 0,15 €. ¿Qué tal?

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